jueves, 24 de abril de 2014

Por un consumo responsable

Dejemos de quitarnos responsabilidades y asumamos nuestro impacto como individuos en el mundo. Estoy cansada de oír, que da igual si compramos eso o lo otro, porque nuestra decisión no alterará nada. Somos cada uno de nosotros los que formamos la sociedad, y son las decisiones de cada uno de nosotros los que llevan el rumbo de la misma.  Todos sabemos que sin demanda no hay oferta, ahora entendamos que nuestra demanda/consumo de bienes y servicios, lo cuál por desgracia parece cada vez más englobar el sentido de nuestra existencia, es lo que más afecta al planeta, y esto es muy sencillo de explicar:

Supongamos, que eres consumidor habitual de carne. ¿Te consideras responsable de lo siguiente?


Para entender mejor la imagen,  ponte una máscara que filtre el olor a excrementos.
 Para vuestra información, las gallinas “ponedoras” viven en jaulas. Los pollos en el suelo de naves industriales. Cada una de las tres o cuatro gallinas que comparten cada jaula dispone de entre 550 y 750 cms cuadrados (más o menos la superficie de un folio), siguiendo la normativa vigente. En la nave industrial de 15 a 19 pollos intentan convivir en un metro cuadrado. Cada día se recoge a las gallinas y pollos que no pudieron resistir más y murieron por enfermedad, pisoteados o picoteados. Pero eso no importa, porque en las granjas la máxima es la producción.


A nivel mundial la población de cerdos para consumo humano asciende hasta los 956 millones. La producción de carne de cerdo aporta más del 39% de la producción mundial de carne para consumo humano. Según la propia Industria  “más de un 90% de este censo se encuentra dentro del modelo de producción intensiva”.


Aunque quienes toman las decisiones son otros, sin nuestro apoyo, los que están arriba no tienen potestad de hacer nada. Hay que ser conscientes que la Industria sólo oferta lo que solicita la demanda. Nosotros somos la demanda, y estos son los hechos.

Antes de consumir tanto alimentos, como vestuario, como servicios, etc. infórmate sobre en qué condiciones han vivido los animales que te vas a comer, sobre en que condiciones trabajó la mujer que hizo el vestido tan chulo de la temporada de primavera de Stradivarius, sobre que consecuencias medioambientales tienen los diferentes modo de cultivos, sobre qué pasa con el aceite que tiras por el desguace... y luego medita, si aunque consideres que se están realizando prácticas éticamente inaceptables, vas a seguir promoviéndola por ahorrarte el esfuerzo de buscar otras alternativas de consumo.


3 comentarios:

  1. Me parece una entrada magnífica y muy acertada Alba. Las sociedades modernas, a pesar de tener tantos medios de comunicación e información como de los que disponen hoy en día, no están suficientemente enteradas de este problema, que tantísimas injusticias causa.

    El maltrato animal es una realidad que no quiere mirarse de frente porque sencillamente no interesa... pero fíjate si somos egoístas los humanos que al crear nuestro sistema jurídico, hemos obviado a los animales. Esto puede verse en que, por ejemplo en España, aún no ha entrado una sola persona en la cárcel por cometer barbaridades como esta.

    Es importante que la gente realmente concienciada del problema se haga eco de la situación, aprovechando los nuevos medios informáticos que están actualmente a nuestro alcance, por lo que no tengo más que palabras de felicitaciones para tí, tanto por el precioso blog, como por tu labor informativa. Enhorabuena!! Un saludo.=)

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  2. Increíble entrada, tienes toda la razón y además lo cuentas perfectamente.

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