martes, 22 de abril de 2014

Nuestra crisis no es sólo económica.

Hoy, voy a hablaros un poquito de la crisis...

Personalmente, aunque es posible que haya quien no esté del todo de acuerdo, me alegro de esta crisis, porque venir, iba a venir al fin y al cabo, y mejor ahora que cuando sea demasiado tarde. Es un buen momento para cambiar, a veces hay que llegar a lo más hondo para volver a remontar, pero no como dice la economía convencional, con ese chiste de que la economía es cíclica y otros convencionalismos clásicos demasiado abstractos para ser reales. 

Actualmente nos encontramos no solo en una crisis económica y social, sino también de valores, nos encontramos en un momento complicado porque nos hemos dado cuenta de que el ser humano, tan inteligente como ningún otro ser, se ha convertido en el esclavo del sistema que él mismo ha creado. Este sistema que hace que vivamos como productos diseñados para la producción de más y más utensilios, que finalmente no producen felicidad, sino explotación y calamidad. Porque necesitamos dinero, porque si no, no podremos comprarnos un portátil para la universidad ¿no?, pero ese portátil, con su maravilloso coltán, al otro lado del mundo produce tantísima miseria, que quizás si hiciéramos turismo tan solo un minuto allí donde se creó, quizás entonces, no querríamos un pc, sino un huertito apartado de este mundo loco que nos dé de comer. Y estoy tan segura de ello porque creo en la bondad, en que los actos malos se producen por inconciencia y no por maldad. Por eso mismo tú, siendo realmente una buena persona, eres un contribuyente de la explotación y el maltrato, al igual que yo, pero ya va siendo hora de despertar, y poner sobre la mesa aquellos tantísimos actos, que cada uno de nosotros hacemos, que contribuyen tan fantásticamente a todo lo que cada día criticamos: contaminación innecesaria, maltrato animal, explotación laboral…, para luego poder cambiarlos.

El problema está, en que parece que hemos olvidado, que al igual que todo lo inventado por el hombre, la economía está para la mejora de la vida, que muchas veces se traduce en un incremento del capital para mejorar la calidad de vida… pero que muchas otras, de forma bastante poco lógica y poco cuestionada, se convierte en una colección de estampas (dinero), con el único fin de lograrlas todas, sin saber ni siquiera por qué ni para qué.

A mi entender muchas de las políticas están mal. Y no porque, como muchos dicen, los gobernantes sean víboras que quieren más y más… sino porque hemos llegado a creer, que podemos mejorar, en el sentido de un incremento del capital, de forma indefinida. El problema está en que todo en esta vida es finito, y que por el camino que vamos, no es que sólo vaya a incrementar la desigualdad, sino que llegará un momento en el que este globo que se hincha sin descanso explote, y nos salpique a todos, también a los que se encuentran arriba. Somos unos seres maravillosos, pero también insignificantes, que pensamos poder dominar el mundo, pero sin darnos cuenta, somos nosotros mismos los que nos estamos destruyendo bastante rápido.


Como de forma muy interesante expone el artículo “Estados Unidos en vía de subdesarrollo”, el Estado de Bienestar de los países mejora hasta llegar un punto en el que empeora, es la ya conocida idea del decrecimiento, así, llega un momento, en el que tecnológicamente, industrialmente, etc. estamos tan “desarrollados” que los ciudadanos dejan de ver mejorar su calidad de vida para verla empeorar. Así se propone la ya conocida idea del “decrecimiento”, de manera, que para poder mejorar la calidad de vida de todos, hay que cambiar los hábitos más desarrollados (mejoras tecnológicas, producción en masa, trabajos sumamente especializados y pocos artesanales, etc.) por hábitos más primitivos, pero más sostenibles para todos.  Además, de forma bastante surrealista, al fin y al cabo reducimos nuestra felicidad al consumo, todo se basa en eso. Pero si cada vez consumimos más, y encima cada vez somos más, entonces en alguna parte del mundo habrá quién tenga que consumir menos. El problema está en que por consumir nosotros más de lo que necesitamos, otros no pueden consumir el mínimo que necesitan, y todo esto pasa sin que muchos de los ciudadanos de a pie se percaten de ello.

Y ahora dime, ¿qué estás dispuesto a cambiar de tus lujosos hábitos de vida, para lograra un mundo mejor para todos y no solo para unos pocos?